
Reflexiones sobre el Arte Sonoro: Expandiendo la Escucha
El texto ¿Arte sonoro? Una interrogación crítica de Arnau Horta y los podcasts del Museo Reina Sofía proponen un análisis acerca de la definición del arte sonoro. A partir de estos entiendo cómo ha evolucionado la escucha, y la relación del sonido con lo que nos rodea, en términos de espacio, tiempo, reflexión y cuerpo.
La escucha como experiencia expandida
Max Neuhaus, con su obra LISTEN (1966), introduce un enfoque que va más allá del sonido para enfocarse en la “escucha”. Su propuesta sugiere un itinerario sonoro que busca “afinar” nuestro conocimiento del mundo, que el sonido no es solo un fenómeno acústico, ni estructurada a priori siguiendo unas reglas de musicales, sino una “experiencia” https://www.max-neuhaus.estate/video/porto.mp4 . Entendiendo la práctica sonora como una expansión de lo entendido como musicalidad, incorporando otros modos de percepción.
John Cage también aporta una perspectiva diferente al desafiar los límites de la música occidental y abrir camino hacia un arte sonoro «no coclear«. Aproximándose al concepto propuesto por Marcel Duchamp con su “arte no retiniano”, donde lo visual ya no es el centro, sino el proceso mental y conceptual detrás de la obra. En el caso del sonido, podríamos hablar de un arte que no solo involucra el oído, sino también otros sentidos, convirtiéndolo en multisensorial. Oído-pensamiento.
Cuerpos y espacios sonoros
Otra idea que me parece fantástica es la forma como el sonido se despliega en el espacio y afecta al cuerpo de maneras sutiles pero significativas. Horta menciona que el sonido “gotea” como el olor, impregnando el ambiente y generando experiencias inmersivas. Esta metáfora nos lleva a pensar en el sonido como una presencia viva y moldeable, que se adapta y transforma según el espacio en el que se sucede.
Otra relación entre sonido y corporalidad es el de las vibraciones táctiles, sensaciones internas y respuestas físicas, sucedidas ante la exposición del público. «Mirar el sonido» nos invita a explorar cómo lo sonoro puede traducirse en experiencias visuales, táctiles o incluso multisentidos o multisensoriales.
El sonido como presencia constante
El sonido nos acompaña en todo momento, aunque no somos conscientes de ello (lo afirmo), ni lo apreciamos o disfrutamos plenamente. En nuestro día a día, está presente en cada acción cotidiana, en cada espacio que habitamos, en nuestras conversaciones y en nuestros silencios. Es un elemento que no solo nos rodea, sino que también nos define, contextualiza y transporta.
A partir de esta idea, se me ocurre una propuesta artística que explore los «sonidos» presentes en los distintos lugares en los que las personas habitan, pero sin incluir imágenes, ni textos, solo “sonidos”. A través de estos registros, se podría relatar nuestra cotidianidad, nuestros viajes, nuestras interacciones y nuestra manera de percibir el mundo, pero sin anclar estos sonidos a un espacio concreto. El ambiente sonoro sería neutro o indefinido, permitiendo que el oyente no solo «habite» los lugares a través del sonido, sino que también se transporte, viaje y reconstruya mentalmente esos espacios según su propia experiencia y sensibilidad. “Los sonidos que habitamos”.
En la asignatura Proyecto II, ya he intentado presentar esculturas invisibles, donde la invisibilidad me ayudó a concentrar el “pensamiento” en el mensaje….. el cual era una entrevista, donde la palabra, dibujaba y presentaba el contexto y la obra en sí, obra que no existía físicamente, pero sí en el pensamiento del público, después de escuchar una “entrevista”.
Referencias y conexiones adicionales
Un evento, descubierto por mí hace no mucho, dentro del arte sonoro y tecnológico es el Festival Ars Electrónica (Linz, Austria), que reúne obras que combinan arte, ciencia y tecnología para ofrecer experiencias inmersivas. Dónde el espectador puede interactuar con las piezas y hacer “evolucionar” la obra, lo que lo conecta con la idea de que la escucha no es necesariamente pasiva, sino, que es un acto creativo y expansivo, desplazándose de lo puramente contemplativo a la intervención y desarrollo del público, creando obras irrepetibles, únicas. ¿Personalizadas?.
Considero que actualmente vivimos en una época intencionadamente sonora, donde “quizás” haya algo más de conciencia del sonido como un medio de exploración, atención, presencia y comunicación artística, y no solo como un acompañamiento de lo visual. Este nuevo paradigma invita a la creación, estudio y cuestionamiento de la manera cómo escuchamos, y cómo valoramos esta escucha. Somos sonido.
Os dejo uno de mis poemas en japonés.
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Referencias.
Ars Electronica. (s.f.). Ars Electronica Festival. ArteInformado. Leído en internet el 23-02-2025, de https://www.arteinformado.com/guia/o/ars-electronica-121828
Horta, A. (2023). ¿Arte sonoro? Una interrogación crítica. UOC.
Neuhaus, M. (1994). Sound Art?. Times Square, New York. Leído en internet el 24-02-2025 en https://www.max-neuhaus.info